Un microrrelato

Abro los ojos, cansada. Esta noche no he conseguido dormir nada. Mis vecinos han estado de fiesta toda la noche con sus increíblemente ruidosos amigos. Aún se oye música proveniente de su piso. Me levanto, decidida, y atravieso primero mi piso y después el pasillo que separa nuestras puertas. Peto con rabia en su puerta y espero. Nada, no contestan. Con la música a ese volumen no me extraña. Decido volver más tarde.

Vuelvo a mi piso, me visto a todo correr, desayuno algo rápido y salgo al trabajo.

Cuando vuelvo veo que hay mucha gente con cara triste y murmurando alrededor de mi bloque. Les hago caso omiso y entro. Cuando llego a mi piso veo que en la casa de mis vecinos hay policías sacando fotos. Veo un reproductor de música tirado en el suelo, que todavía suena. Me acerco a un policía para saber qué había pasado. Me cuenta que unos ladrones habían entrado en el piso cuando ellos debían estar bailando con la música que, supuse, estuvo sonando toda la noche, ellos seguramente no les oyeron y que cuando estaban ya dentro opusieron resistencia y... En ese momento me sentí fatal.